La mayor parte de las tramitaciones y/o reclamos están direccionadas para realizarse en forma virtual, utilizando mecanismos que parecen presentar varios problemas debido a que no cubren todas las necesidades de atención que necesita un cliente, básicamente el asesoramiento, por ejemplo de un empleado, que no solo sirva para adherir un servicio y/o producto, sino también, lo que vendría a ser la post-venta, es decir, una vez que se tiene cuenta, tarjeta, etc., ayude a solucionar los problemas que muchas veces se presentan con su utilización.
Las formas de comunicación con los bancos se encuentran sumamente limitadas a lo que llaman atención online, donde las grabaciones y diferentes opciones para llegar a una atención humana generan confusión, desgaste, desperdicio de tiempo y muchas veces falta de solución del problema del usuario. Lograr, después de todo ello, llegar a que un persona del banco atienda, es muy difícil y encima cuando lo hacen tienen varias limitaciones para lograr una solución, es decir, todo es muy pero muy engorroso y el cliente termina con un maltrato que no debería suceder y que los bancos como los organismos de control deberían sensiblemente mejorar.
No obstante lo expuesto, es muy importante no perder la calma y menos no lograr que se alcance satisfacer la necesidad de la gente, para ello y a pesar de la maraña que ponen los bancos, no se debe abandonar el intento, hay que asesorarse y/o reclamar, como por ejemplo, en Defensa del Consumidor, ya sea a nivel nacional, provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
No hay que bajar los brazos y exigir la atención que todo ciudadano merece.